El potente terremoto de magnitud 7,7 sacudió este viernes el centro de Myanmar, alcanzando también a la vecina Tailandia, India y el suroeste de China.
Tan solo en Myanmar, las autoridades reportaron que hay al menos 1.644 muertos y más de 3 mil heridos, pero se teme que los números se eleven conforme avanzan las labores de rescate.
En la vecina Tailandia, al menos siete personas fallecieron tras el derrumbe de un rascacielos en construcción en la capital, Bangkok, donde hay al menos 81 obreros desparecidos.
El epicentro del terremoto se situó a 16 kilómetros al norte de la ciudad de Sagain y muy cerca de la segunda localidad de Myanmar, Mandalay, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Cuatro réplicas menores, de magnitudes entre 4,5 y 6,6, se han sentido desde el primer temblor. Por eso, muchos residentes en la segunda ciudad más grande de Myanmar pasaron la noche al aire libre, por temor a una repetición del terremoto.
La junta militar birmana ha declarado el estado de emergencia en Naipidyió, la capital, y en otras cinco regiones del país. Según los expertos, se trata del peor terremoto en casi 200 años.
El hermetismo de Myanmar, gobernado por una junta militar desde 2021, hace que la información procedente del país salga con cuentagotas, por lo que es difícil conocer más sobre la magnitud de la catástrofe en el país, que atraviesa una cruenta guerra civil.
Sin embargo, un miembro de un equipo de rescate en Mandalay le dijo a la BBC que “los daños son enormes”.
“El número de muertos también es bastante elevado. Eso es todo lo que podemos decir ahora mismo porque las labores de rescate continúan”, aseguró la fuente.
“Todavía no se conoce el número exacto de víctimas, pero se cuentan al menos por centenares”, agregó el rescatista.
Tailandia
El terremoto se ha sentido a cientos de kilómetros del epicentro y fue especialmente fuerte en la capital de Tailandia, Bangkok, que se encuentra a unos 1.000 kilómetros del epicentro del sismo.
El temblor sembró el pánico en la populosa ciudad, donde multitud de videos grabados por los residentes muestran cómo se balanceaban los rascacielos de su centro financiero, algunos convertidos en cascadas al desbordarse las piscinas de sus plantas superiores.
Un rascacielos de 23 pisos que se encontraba en construcción se derrumbó, atrapando a decenas de trabajadores en su interior.
La mayoría de los edificios que han quedado destruidos en Bangkok estaban en construcción, según un portavoz del ejército tailandés.
Según el Instituto Nacional de Medicina de Urgencia de Tailandia, siete trabajadores murieron en el siniestro, y otros 68 resultaron heridos y fueron trasladados al hospital.
Además, unos 80 obreros estaban atrapados bajo los escombros del edificio, según el viceprimer ministro del país.
El gobierno tailandés ha ordenado la movilización de equipos de búsqueda y rescate, y se ha pedido a los centros de catástrofes que preparen equipos y maquinaria de socorro.
Según el ministro de Salud Pública, Somsak Thepsuthin, había hasta 409 personas trabajando en el lugar cuando se derrumbó el edificio.
Desplazados
Este terremoto “no podría haber llegado en peor momento para Myanmar”, expresó Joe Freeman, especialista de Amnistía Internacional en ese país, a la BBC.
Más de tres millones de personas están internamente desplazadas, mientras que la ONU calcula que más de un tercio de la población necesita ayuda humanitaria. También se produce cuando Estados Unidos ha congelado la mayor parte de la ayuda exterior, lo que afecta tanto a los derechos humanos como a la ayuda humanitaria en Myanmar.
El epicentro del terremoto se encuentra en el centro de Myanmar, que Freeman describe como el “corazón” del actual conflicto en el país.
“Ya hay muchos problemas que afectan a la población civil: ataques aéreos militares, enfrentamientos entre grupos de la resistencia y el ejército, y diferentes ciudades bajo distinto control”, dijo Freeman, y agregó que estos factores, más el terremoto, “van a complicar aún más el suministro de ayuda”.
Freeman afirma que el ejército de Myanmar tiene un “historial bien documentado de denegación de ayuda a zonas en las que actúan grupos de resistencia”, y pidió al ejército que “permita el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria” a las zonas afectadas, dando prioridad a “las necesidades de los civiles”.