El peronismo salteño vivió este domingo su peor elección desde que existe como fuerza política en la provincia. No logró ingresar ni un solo legislador, ni un concejal. Y el nombre que quedó atado a esta debacle fue el de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del PJ Nacional, quien decidió intervenir el partido un mes antes de los comicios, dejando al espacio sin estructura, sin candidatos visibles y sin rumbo.
Los interventores designados por Cristina fueron el bonaerense Sergio Berni y la pampeana María Luz “Luchy” Alonso, quienes llegaron con la orden de enfrentar al gobernador Gustavo Sáenz, pero tras el primer anuncio no profundizaron el trabajo en Salta. Dejaron como cabeza local al senador Sergio “Oso” Leavy, con quien armaron una alianza improvisada que terminó detonando lo poco que quedaba del PJ.
El magro desempeño en las urnas acrecienta las críticas a la intervención del PJ dispuesta por Cristina, que en marzo desplazó a las autoridades molesta porque los diputados nacionales que responden al gobernador Gustavo Sáenz le votaron varias leyes a Javier Milei.
La intervención, calificada como “desastrosa” por históricos dirigentes salteños, provocó una fuga masiva hacia el frente oficialista. “El 80% del peronismo jugó con Sáenz”, reconocieron fuentes del propio espacio. Mientras tanto, los candidatos intervenidos no lograron siquiera hacerse ver en la campaña.
El gobernador Sáenz arrasó en el interior y se quedó con 11 de los 12 senadores y 20 de los 30 diputados en juego. En Capital, la sorpresa la dio La Libertad Avanza, aunque en realidad no es más que una franquicia del partido Ahora Patria de Alfredo Olmedo, sin estructura nacional ni figuras visibles.
Cristina no sacó ni un concejal. La decisión de intervenir el PJ tan cerca de las elecciones dejó al partido sin recursos ni tiempo. “Cuando vieron lo que hicieron, se fueron”, dijeron sobre Berni y Alonso.