Norberto G. Asquini
La UCR pampeana se encamina a la Convención que definirá su estrategia electoral de octubre. Definiciones que estarán condicionadas por las circunstancias políticas: ya se sabe que La Libertad Avanza tendrá lista propia y el resto de las fuerzas opositoras al PJ buscan al radicalismo para no quedar boyando solas. O sea, está casi todo cerrado: habrá un frente para ser la tercera opción ante el peronismo y los libertarios y el candidato principal será radical. De ahí en más, se abre el debate.
Hay tres posturas que llevarán los convencionales para discutir. Hay puristas, que son los menos, los idealistas. Los que agitan la Lista 3. Los antimileistas declarados como la diputada nacional Marcela Coli, embanderada con Facundo Manes que en provincia de Buenos Aires se cansó de los radicales violetas y va por la suya. Coli querría retener su banca.
En el grueso se encolumnan los frentistas, pero no del vale todo. Son los que no quieren a LLA adentro en esta elección, y pretenden cerca a los amarillos del Pro. Muchos de los intendentes están con esta postura: en sus pueblos les molesta que se le metan los libertarios y pretenden mantener la buena relación con los del Pro. Las conversaciones entre dirigentes radicales y del Pro han avanzado en este sentido para volver a conformar algo parecido a lo que fue Cambiemos o Juntos por el Cambio. Sumar a los viejos aliados.
Para estos hacer alianza no significa meter a todo lo que está dando vueltas. Apenas se supo de la convención, la pyme familiar de Comunidad Organizada dijo que en una “asamblea” habían decidido hacer un frente con los radicales. En la UCR hay sectores que no los quieren, como los azules históricamente enfrentados al ex ministro Juan Carlos Tierno, y otros como las mujeres radicales, la Juventud Radical o Franja Morada. Sectores donde las convicciones suelen pesar más que las conveniencias.
Y después están los rejuntistas, los pragmáticos que apuran el gran frente antiperonistas del todo vale y que hubieran querido también sumar a los libertarios. Están representados por los celestes que tienen en el ex diputado Martín Berhongaray la llave para encabezar la boleta de la supervivencia del radicalismo en octubre. Berhongaray también hubiera querido a los violetas en una lista encabezada por él, y hasta tiró líneas en Buenos Aires para buscar el visto bueno a su candidatura por parte del entorno de Javier Milei. Podría ser el candidato del consenso, pero seguramente si la UCR es la tercera opción jugará a especular hasta último momento si vale la pena presentarse o no. En la balanza está de un lado la posibilidad de volver al Congreso, y de la otra quedarse afuera.
Este sector, los celestes y los del senador Daniel Kroneberger, ven con buenos ojos sumar en esta elección a Comunidad Organizada como parte del frente antiperonista y pensando en 2027. Será la postura que agitarán en la convención.
En La Pampa la UCR, a diferencia de otras provincias, y del contexto nacional donde está desdibujada, mantiene su peso territorial. La pelea que vale es la de 2027, donde pretenden ser la cabeza del gran frente opositor al peronismo. Pero la elección de octubre mostrará qué tan plantados están y cuánto deberán resignar de su poder en el futuro ante la avanzada libertaria.