El 120º aniversario de Lonquimay, celebrado este jueves 19 de junio, dejó al descubierto una de las consecuencias más visibles de la interna partidaria del justicialismo pampeano que finalmente no se concretó, pero que dejó huellas profundas. El intendente Manuel Feito, el único jefe comunal que públicamente respaldó e integró la lista que encabezaba el intendente de Santa Rosa, Luciano Di Nápoli, terminó solo en una fecha clave para la localidad.
El acto por el aniversario, una instancia habitualmente acompañada por referentes provinciales y legisladores, no contó esta vez con la presencia de ningún funcionario del gobierno de La Pampa, algo que rompió con la tradición institucional. ¿No fueron porque no los invitaron?
Tampoco asistió ningún diputado -ni siquiera del sector del vernismo, con el que Feito se referencia políticamente- ni intendentes de localidades cercanas, incluidos aquellos que en privado habían expresado su respaldo a la lista de Di Nápoli durante la previa de la frustrada elección interna.
El silencio también alcanzó al propio Di Nápoli, quien no estuvo presente en el acto, a pesar de haber sido el principal referente de la lista que Feito decidió acompañar, desafiando la unidad impulsada por el gobernador Sergio Ziliotto y el oficialismo partidario.
La interna, que amenazó con fracturar al PJ provincial, terminó diluyéndose cuando la lista alternativa encabezada por Di Nápoli fue desestimada por presentar irregularidades, por lo que quedó solo en carrera la lista de unidad propuesta desde Casa de Gobierno. La decisión generó malestar en varios sectores del peronismo que, sin embargo, eligieron replegarse o mantener silencio frente a lo ocurrido.
En ese marco, el acto en Lonquimay se transformó en una postal del aislamiento político en el que quedó Feito luego de haber apostado a una alternativa partidaria que -por no cumplir los requisitos exigidos- no llegó a las urnas. La ausencia de gestos, incluso de los sectores que habían acompañado de forma soterrada esa postura, marcó un mensaje claro: la unidad, aunque impuesta, dejó heridas que aún se evidencian en el territorio.