Una madre de seis hijos menores amenazó con encadenarse como último recurso para visibilizar su angustiante situación: denunció que lleva cuatro meses sin suministro de energía eléctrica en la precaria vivienda que habita junto a los niños. Se trata de una joven de Toay, domiciliada en 25 de Mayo al 900, que aseguró que viene reclamando en vano ante las autoridades comunales de Acción Social y la Cooperativa Popular de Electricidad. La historia detrás de las condiciones de vulnerabilidad. “Se me va mucho la cabeza y si no encuentro una respuesta no tendré más opciones que encadenarme en un edificio público”, avisó angustiada.
La víctima E.R. comentó que el problema radica presuntamente en la titularidad del terreno donde se levanta la vivienda, que sería una posesión veinteñal del locador. Según la progenitora, una mujer de 41 años, el propietario ordenó oportunamente que se le corte la luz y el gas para motivar que abandonen la casa, pese a que ella aseguró haber cumplido en tiempo y forma con el pago mensual de la renta que, justamente, incluía los servicios mencionados. “Fui a Camuzzi para que me reconecten el fluido, algo que después de un tiempo pude lograr gracias a la buena predisposición que encontré”, subrayó.
Distinta es la situación para la reconexión de la energía, que a juicio de la denunciante los “palos en la rueda” provendrían de una suerte de “amistad” con el arrendador. A todo esto, recordó que después del corte de los servicios al propietario de la unidad habitacional “se lo tragó la tierra”, aunque antes habría pasado por una comisaría a tratar de establecer la propiedad del terreno, pero sin presentar ningún papel. “Hablé con el secretario del intendente de Toay (Ariel Rojas) para reunirme sin obtener respuesta, llamé a DDHH, de ahí me enviaron a Niñez y Adolescencia y finalmente me recomendaron que acuda a la Justicia. Se ‘pasaron la bola’ sin atender mis necesidades ni darme soluciones”, se quejó.
“No puede ser que en todo Toay sea la única que no tengo luz ¿dónde están los derechos de los niños?”, se preguntó. “Estoy pidiendo servicio a mi nombre, bajo me responsabilidad, y no soy una usurpadora como intentan decirme”, aseguró la madre, cuyos niños tienen 14, 12, 11, 9 y 5 años, además de un bebé de seis meses.
“Mis hijos no tienen vida. A las 20 se tienen que acostar, aburridos, cuando baja el sol. Durante el día tratamos de hacer cosas (sic). Esto me hizo perder carne, lácteos y verduras que no puedo mantener frescas y no quiero molestar a ningún vecino para que me preste lugar en la heladera. Gasto todo mi sueldo en el día a día y la comida la tenemos que consumir rápidamente: no aguanto más esta situación. Uno de mis hijos tiene problemas de salud por lo que todas las noches tengo que atenderlo a oscuras o a la luz de una vela”, concluyó.