por Norberto Asquini
Se acercan las elecciones legislativas. Quedan menos de dos semanas para la definición y entramos en la recta final de la campaña. En este tramo, cada frente político en La Pampa empieza a hacer sus cuentas con encuestas que no se difunden, pero cuyos números se dejan trascender en charlas por lo bajo. Es que más allá de las tres bancas en juego, el lunes 27 de octubre con los números en la mano cada fuerza no solo será leído como un plebiscito sobre la gestión de Javier Milei, sino que marcará el rumbo político hacia el 2027. El resultado empezará a ordenar -o desordenar- en la provincia el tablero político pensando en las próximas provinciales.
El Frente Peronista: ganar es el punto de partida
Para el Frente peronista Defendemos La Pampa, en todos los escenarios posibles, la banca está asegurada. La duda no pasa por si entran, sino por cómo entran. Hay tres escenarios. El de máxima sería ganar y conseguir dos diputados superando el 40% de los votos. Un resultado así sería un golpe de efecto político: un mensaje de fortaleza hacia el resto del peronismo nacional y, sobre todo, un espaldarazo para el gobernador Sergio Ziliotto, que es quien conduce la campaña.
Ziliotto ya lo anticipó: el lunes 27 no termina nada, más bien empieza. Ese día arranca la carrera hacia la sucesión de 2027. Y con un triunfo claro, el gobernador quedaría con la lapicera en la mano, con poder de decisión sobre el armado que viene y todos los que pretenden ser candidatos a gobernador deberán sentarse a hablar con él.
Un escenario intermedio —quedar primeros, con menos del 40% y un diputado— sería un resultado esperable, aunque dejaría un sabor a poco. Aunque seguro se festejará, porque hasta no hace un mes estas elecciones no se veían para nada favorable al peronismo. En este caso, el contexto nacional, marcado por el deterioro del gobierno de Milei, la caída de su imagen, los escándalos como las coimas y los vínculos narcos y un plan económico que se desmorona, dejaría la lectura provincial en un tono agridulce.
El escenario de mínima, claro, sería quedar segundos detrás de los libertarios. No se lo plantean como probable, pero por cábala no lo descartan del todo. El gobierno nacional se ha encargado de autoinfligirse golpe tras golpe, y el crecimiento del antimileísmo que muestran las mediciones de consultoras como Zubán & Córdoba va a tener efecto también en la provincia.
La Libertad Avanza en aprietos
Para La Libertad Avanza, el desafío es mantener los votos que Milei logró en la provincia en 2023, lo que sería su núcleo duro. En el mejor escenario, alcanzar o superar el 33% que el presidente logró entonces en las PASO y las generales. Ese sería un buen resultado. Sin embargo, la campaña provincial no despegó nunca. Tuvieron que cambiar los responsables y el propio Adrián Ravier tuvo que ponerse al frente, ajustaron el discurso de los actos y empezar a hablar en los medios nacionales porque se le dificulta en los pampeanos bajar la sarasa libertaria. El discurso de “todo es culpa de los medios ensobrados” ya no alcanza. Su único acto de importancia fue en Santa Rosa, en la que solo hubo dirigentes del Pro y militantes con remeras violetas.
El otro escenario es con un resultado malo. Las encuestas que maneja el propio espacio lo muestra a Ravier en el 25%. Si no logran retener el piso de Milei y quedan tan abajo, será un golpe directo a las aspiraciones del dirigente de convertirse en candidato a gobernador en 2027 como adelantó en las negociaciones con radicales y macristas.
La UCR: entre renacer o quedarse afuera
Para el frente radical, hay dos escenarios muy claros. El optimista: conservar la banca que hoy tiene la UCR en el Congreso. Eso implicaría lograr entre un 15 y un 20% de los votos, quedando terceros pero metiendo un diputado. Sería un triunfo importante para Federico Guidugli, que tomó una campaña más que difícil, sin ser conocido y tras una horrible negociación en el armado del frente. En este caso, los intendentes que apoyaron que fuera el postulante también recibirían el aprobado.
El escenario negativo sería quedarse afuera del reparto de bancas. Un golpe duro, pero no una catástrofe: los radicales sabían desde el inicio que esta elección estaba polarizada y que no llegaban de la mejor manera. De hecho, algunos ya respiran aliviados por haber evitado un acuerdo con los libertarios, que hoy aparece como un peso más que una oportunidad.
El verdadero desastre, sin embargo, sería no llegar al 10%. En ese caso, el radicalismo pampeano quedaría reducido a la mínima expresión teniendo que rearmarse hacia 2027.
Los intendentes: la otra elección
Más allá de los frentes y los números grandes, hay un grupo que también juega mucho el domingo 26: los intendentes. En el peronismo, varios miran esta elección como una medida de fuerza propia, de cara a la reelección en 2027 o a futuros cargos, como aspirar a la gobernación. Saber cuánto pesa cada uno en su localidad será clave para las negociaciones que vienen. Los mismo ocurrirá con los radicales, pero teniendo en cuenta que los votos propios se dividirán entre las dos opciones antiperonistas.
En definitiva, el domingo 26 se vota una lista de diputados, pero desde el lunes 27 lo que se medirá es el poder de fuego de cada uno según el resultado que logre. Quién manda, quién crece, quién se desinfla. En La Pampa, como en el país, lo que se define no es solo una elección: es el punto de partida para todo lo que viene después.