Este martes 21, en el Centro Judicial de Santa Rosa, se iniciará el juicio a Francisco Roldán (61 años), acusado de haber atropellado con su automóvil y provocado la muerte de Lía Falcón (22). Está imputado por el delito de homicidio culposo, aunque la querella que representa a la familia de la víctima reclama una calificación más grave: homicidio simple con dolo eventual. Es decir, para los familiares, Roldán tuvo intención o, al menos, debió representarse que al circular a alta velocidad y pasar un semáforo en rojo podía causar una muerte.
El siniestro vial ocurrió alrededor de las 17 horas del jueves 16 de enero pasado, en la intersección de la avenida circunvalación Santiago Marzo y Cavero, en Santa Rosa. De acuerdo con la investigación, el Ford Falcon que conducía Roldán atropelló a la joven cuando cruzaba la circunvalación, la arrastró sobre el capó unos 30 metros y recién se detuvo a unos 110 metros del lugar del impacto. Lía fue trasladada de urgencia al Hospital Favaloro, donde poco después se confirmó su fallecimiento.
El fiscal Marcos Sacco acusó al conductor de haber pasado el semáforo en rojo a una velocidad estimada de entre 99 y 117 kilómetros por hora, cuando la máxima permitida en ese sector es de 60 km/h, y de estar manipulando el teléfono celular al momento del choque.
La causa fue caratulada como “homicidio culposo por conducción imprudente, negligente y antirreglamentaria, agravado por pasar en rojo y por conducir en exceso de velocidad”.
Roldán cumple desde hace nueve meses prisión domiciliaria mientras espera el inicio del debate oral. Su defensa intentó cuestionar la calificación legal, pero tanto el Tribunal de Impugnación Penal como el Superior Tribunal de Justicia rechazaron el pedido. Para la familia de Lía, todo se trató de una maniobra para mantener la prisión domiciliaria y, en caso de ser condenado, evitar el cumplimiento de la pena en una cárcel o comisaría.
Alejandra Falcón, la madre de Lía, ha encabezado la lucha para que haya una condena ejemplar. En el Día de la Madre publicó una carta abierta dirigida a su hija:
“A un paso de la promesa”
Será el primer Día de la Madre sin vos, mi nena grande.
Extraño esa dulzura que te destacaba. No tendré ese abrazo a las 00, como todos los años; los videos; no podré verte correr por la casa buscando la forma de festejar el Día de la Madre, no solo conmigo sino también con tu abuela y tu tía.
Estabas en cada detalle.
Extraño nuestras charlas, las mateadas con coco, el sonido del celu a las 11 preguntando: “Mamá, ¿qué cocino?”. Mientras trabajaba era ley. Si estaba mal, vos eras mi lugar seguro, con tus consejos de: “¡Seguí, mamá, vos podés!”.
Recuerdo tus carcajadas con papá, contándonos tus cosas. Cuando leías a León todas las noches los cuentos antes de dormir, cuando le enseñabas a cantar, cuando filmabas a Mía en sus travesuras.
Ya estoy a días de cumplirte la promesa que te hice al cerrar tu cajón: mamá va a hacer justicia por quien te arrebató la vida, los sueños y nos destrozó a todos.
Solo me quedo con el recuerdo de ese “chau, mamá, ahora regreso y vamos a la iglesia”, y jamás volviste, porque alguien sin corazón te mató.
Todavía recuerdo cuando te vi en esa camilla del hospital sin vida. Se me rompió el corazón en mil pedazos. Jamás pensé perder a alguien de mi familia, y la primera fuiste vos. Es algo impensado, ilógico.
Me quedaron tantas cosas por compartir, mi amada Lía: tantas charlas, verte recibida, casada, con tus hijos… Pero todo eso ya no va a estar.
Mañana estará la silla vacía y el silencio inmenso que dejó tu partida. Seré yo la que tenga que ir a verte a una tumba donde no podré tocarte ni abrazarte, solo llorar.
Pero te prometo que se va a hacer justicia, y que no habrá más Lías.
Te amo hoy y siempre.
