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Presupuesto nacional en ciencia y tecnología viene en caída desde 2015

14 de noviembre de 2025
Presupuesto nacional en ciencia y tecnología viene en caída desde 2015

Un informe de Fundar detalló que en nuestro país el presupuesto en ciencia y tecnología es muy bajo en comparación con los países desarrollados y en el último año se desplomó la inversión pública en I+D: alcanzó el nivel más bajo en los últimos 20 años. Con relación a las provincias, más del 80% se concentra en las cuatro mayores jurisdicciones: CABA, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.

Según la ONG, la ciencia y la tecnología (CyT) son dos grandes motores del desarrollo económico: “Los avances científicos y tecnológicos mejoran notablemente la calidad de vida de las personas. Lo podemos observar en la medicina, la seguridad alimentaria, la energía, los tiempos de logística y en los desarrollos que ahorran trabajo y liberan tiempo de ocio. También resultan fundamentales para abordar desafíos aún no resueltos, como el cambio climático y la transición energética”.





Villa Ale Moran




Y agregó: “A nivel económico, la inversión en CyT potencia el aparato productivo e impulsa la productividad, la calidad y la creación de empleos de calidad y de alta calificación. No es casualidad, por lo tanto, que los países que más invierten en CyT sean los más desarrollados y viceversa. En Argentina, la ciencia y la tecnología atraviesan una situación compleja. Si bien el país logró construir una base importante de capacidades científicas en varias disciplinas, invierte poco en investigación y desarrollo (I+D) comparado con los países desarrollados. Además, en el último año se desplomó la inversión pública en I+D: alcanzó el nivel más bajo en los últimos 20 años”.

Además, la inversión en I+D es uno de los indicadores clave para entender la apuesta de un país por la innovación. En 2023, Argentina destinó el 0,55% de su PIB a estas actividades. Este porcentaje la ubica por encima de Chile (0,36%), Colombia (0,29%), México (0,27%) y Perú (0,16%). Sin embargo, está muy lejos del promedio mundial (1,95%) y del de los países de altos ingresos (2,66%). También está por debajo del promedio de los países de ingresos medios, que invierten el 1,30% de su PIB. Incluso países más pobres que Argentina hacen esfuerzos de I+D superiores: India (0,65% del PIB), Brasil (1,15%) y China (2,6%).

Para Fundar, la baja inversión en I+D de Argentina tiene causas y consecuencias concretas: “La insuficiente inversión pública en I+D y la baja inversión de las empresas se debe a varios factores, como la inestabilidad macroeconómica y su escasa vinculación con el sistema científico tecnológico. Las consecuencias son claras: el país innova poco e importa gran parte de las tecnologías. Esto limita el potencial de crecimiento de la economía y de generación de sectores tecnológicamente complejos con empleo de alta calidad”.





Principal financiador

De acuerdo al informe, el Estado es el principal inversor en I+D con el 53%. Las empresas, en cambio, aportan el 42,1%. “Este patrón es muy diferente al de las economías más innovadoras del mundo. En Estados Unidos, las empresas ejecutan el 78% del gasto en I+D; en Israel, el 93%, mientras que en Japón y Corea del Sur, cerca del 80%. En países europeos como España o Reino Unido, las empresas superan el 56% y el 70% respectivamente”, sostuvo el análisis de Fundar.

“¿Por qué importa quién financia? Porque determina qué tipo de conocimiento se genera, con qué objetivos y con qué posibilidades de aplicación productiva. Cuando el Estado lidera, suele priorizar la investigación básica y proyectos de largo plazo, mientras que cuando el sector privado tiene un rol protagónico, se orienta más hacia la innovación aplicada y la mejora tecnológica de procesos y productos”, añadió.

“Esa diferencia tiene consecuencias económicas concretas. Los países donde las empresas invierten más en I+D tienden a tener una mayor productividad, exportaciones diversificadas y un entramado industrial más sofisticado. Así, pueden generar empleos de calidad y sostener un mayor crecimiento económico. Para ello, el sector público debe generar las condiciones necesarias para que el sector privado innove. Asegurar recursos humanos formados, conocimiento de calidad y una infraestructura científica básica que sirva de plataforma para el desarrollo tecnológico”, remarcó la ONG.

En caída

El informe admitió que si bien el nivel de inversión en I+D es bajo, lo más preocupante es su trayectoria reciente: “Dado que el grueso de la inversión en I+D en Argentina proviene del sector público, lo que ocurra con el presupuesto asignado a CyT es determinante del total de la I+D. Y lo que se observa es que, desde 2015, ese presupuesto ha caído notoriamente. Entre 2004 y 2014, Argentina vivió una etapa de expansión del sistema científico. La inversión pública en CyT creció de 0,18% a 0,35% del PIB, pico de la serie. En esos años casi se duplicó la cantidad de investigadores del CONICET (de 3.804 en 2003 a casi 10.000 en 2015) y se multiplicó por cuatro el número de becarios”.

“Pero desde 2015 comenzó una contracción pronunciada. Entre ese año y 2019, el presupuesto pasó del 0,35% a 0,23% del PIB, una baja del 35%. Hubo una recuperación significativa entre 2020 y 2023, cuando alcanzó el 0,30%, pero en 2024 se produjo un nuevo desplome: el presupuesto bajó a 0,21% del PIB, el nivel más bajo desde 2005”, detalló la ONG.

Y las consecuencias de la reducción del financiamiento tiene efectos tanto inmediatos como de largo plazo en el sistema científico: “Primero, la reducción de becas (tanto en cantidad como en su monto) para investigadores jóvenes significa menos formación de recursos humanos calificados y genera incentivos para la fuga de cerebros. Lo mismo puede decirse de la fuerte erosión salarial que experimentan los investigadores que están en el sistema”.

Además, los equipos y laboratorios se desactualizan y hay pocos recursos para la compra de insumos complejos, lo que dificulta hacer ciencia de avanzada competitiva. “Y los proyectos de investigación que requieren continuidad se interrumpen, dañando la acumulación de conocimiento y la capacidad de sostener líneas estratégicas de desarrollo científico tecnológico”, expresó Fundar.

Provincias

Según el informe de la ONG, existen enormes brechas subnacionales en la inversión en I+D. En términos absolutos, más del 80% de la I+D se concentra en las cuatro mayores jurisdicciones -CABA, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe-, una proporción que supera el peso relativo de su población (61%) y de su PIB (69%).

“Esto se debe a que las empresas que invierten en I+D pertenecen a sectores con alta concentración en la zona centro, como la industria manufacturera en general, la farmacéutica en particular -indicó Fundar-, el software y los servicios informáticos -mayormente localizadas en esas provincias-”.






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