El intendente de Toay, Ariel Rojas, dijo que el escabeche que provocó la muerte por botulismo de la artista santarroseña Raquel Pumilla no se vendió en un comercio habilitado por el municipio, ni en un paseo ferial y por ese motivo no se pudo controlar. Dijo que fue una transacción privada sobre la que la comuna no tiene poder de control.
La Justicia abrió una investigación no solo por la muerte de Raquel Pumilla, sino también por la de la poeta y artista musical Hilda Alvarado, cuyos resultados periciales aún no son concluyentes. En tanto, el pasado domingo fue hospitalizado con síntomas compatibles con botulismo el escritor y periodista Juan Carlos Pumilla, esposo de Raquel, quien permanecía internado en terapia intensiva del Hospital René Favaloro.
Los tres habían consumido escabeches elaborados en una vivienda de Toay, que no contaba con autorización sanitaria. Por orden judicial, el domicilio fue allanado y el producto retirado para su análisis.
El intendente Rojas habló este martes del tema en un desayuno de fin de año que organizó para la prensa local y santarroseña.
Aclaró que el municipio solo puede fiscalizar comercios habilitados y reveló que el local involucrado, Juli-Mar, fue dado de baja como despensa en 2022.
“Esta adquisición -del escabeche- ocurrió en un ámbito privado, con lo cual al no haber un comercio habilitado el municipio no controla esa transacción”, dijo.
“No podemos andar casa por casa viendo qué se cocina y cómo se vende, debe haber responsabilidad de los vecinos también, pero los controles están y se van a mantener”, recalcó.
“Hay inspecciones periódicas en las cuales se controla la seguridad de los productos que se ofrecen” en los comercios habilitados. “Los chicos y las chicas del área de Producción y Bromatología trabajan muy bien. Se controla a lo largo de todo el año los comercios habilitados. Si hay denuncias, se procede a decomisar”, afirmó.
“Es un tema complejo. Obviamente que a la hora de habilitar un comercio de cualquier índole se piden distintos requisitos y que cuando se trata de alimentos, obviamente que tiene otros que son de índoles de cuidado sanitario. Y eso conlleva que, una vez habilitado el comercio, se lleven periódicamente controles para llevar, de alguna manera, seguridad, si se quiere, a la sociedad, que haga que los productos se encuentren o se adquieran en un comercio habilitado, tengan cierta seguridad”, explicó.
-El municipio respecto a este comercio en particular, ¿está satisfecho con esas evaluaciones que se han hecho?.
-Primero que no es un comercio habilitado. Es un comercio que en su momento tuvo una despensa y que dio la baja de la misma en febrero del año 22.
-¿Faltaron controles en relación a esto?
-No creo, porque efectivamente en la feria no estuvieron porque es un producto que no se consideró, teniendo en cuenta las altas temperaturas y lo delicado del producto, que estuviera allí. Por otro lado, también es bueno aclarar que esta adquisición, si se quiere, ocurre en el ámbito privado, entre dos particulares, en el cual uno no sé en qué circunstancias, uno lo ofrece o uno lo vende, y el otro adquiere o compra, con lo cual, al no haber un comercio habilitado, no está el municipio controlando esas transacciones.
–¿Pero esto podría haber pasado con la venta en cualquier otro comercio? Los vecinos refieren que se vendían (los escabeches) en varios comercios.
-En todos los comercios, los productos que se ofrezcan tienen que tener el rótulo, de la renovación del registro sanitario, si eso no ocurre, tiene que ser denunciado para que se proceda al respecto.


