Llamado «Judas» por el presidente Jair Bolsonaro, el exjuez y el exministro de Justicia Sérgio Moro declaró hoy durante ocho horas y entregó 15 meses de conversaciones por Whatsapp y documentación para involucrar en varios delitos de obstrucción de investigaciones al jefe del Estado, en el mayor escándalo que registra el actual gobierno de Brasil.
Moro declaró ante comisarios de la Policía Federal con sus abogados y tres fiscales federales en la sede de la fuerza en Curitiba, la misma a la que el entonces juez de Lava Jato mandó a prisión por 580 días el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Moro, según fuentes judiciales, entregó documentación para probar las denuncias que había hecho en conferencia de prensa el 24 de abril pasado, al dejar el cargo de ministro de Justicia, luego de que el presidente impulsara el cambio del jefe de la Policía Federal para tener acceso a investigaciones en curso.
En medio de la pandemia que dejó hoy a Brasil al borde de los 100.000 contagios y con 6.750 muertos por coronavirus, Bolsonaro acusó esta mañana a Moro de ser un «Judas» por ofrecerse como delator contra su exjefe.
El presidente se encuentra molesto por las denuncias de su ahora exministro y porque el juez de la corte suprema Alexandre de Moraes suspendió por «desvío de finalidad» la asunción del comisario Alexandre Ramagem, jefe de los servicios de inteligencia, en la Policía Federal, en lugar de la conducción puesta por el ex juez de Lava Jato.
La gran paradoja del día fue que, en la puerta de la sede de la Policía Federal, se empujaron e insultaron grupos de pocas decenas de simpatizantes de Bolsonaro contra otros de Moro, el mismo lugar donde Lula estuvo preso.
Ahora, Moro puede ser la peor espada para la continuidad de Bolsonaro, cambiar el panorama de su gobierno, y entregar pruebas que pueden servir para empujar un juicio político contra el mandatario por obstrucción de la justicia y otros delitos.
Moro entregó a la prensa supuestas pruebas de que el presidente quería cambiar a los jefes de la policía para acceder a investigaciones en secreto de sumario.
El fiscal general, Augusto Aras, puesto en el cargo por Bolsonaro, ordenó investigar las denuncias pero también a Moro por «falsa denuncia», algo que el célebre ex juez del Lava Jato calificó como una «intimidación».
Moro está asistido por un amigo abogado, Rodrigo Sánchez Ríos, quien en el Lava Jato defendió a poderosos condenados por corrupción por el exjuez, como el empresario Marcelo Odebrecht, expresidente la constructora Odebrecht, y el exjefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha.
La declaración, que duró ocho horas, terminó alrededor de las 23 (misma hora en la Argentina), luego de que dos horas antes agentes de la Policía Federal salieran a buscar comida.
Ante un día negativo con Moro convertido en delator, Bolsonaro lanzó acusaciones contra su ex ministro de no avanzar investigaciones sobre el atentado que el jefe del estado sufrió en 2018 en medio de la campaña electoral, con un ataque a cuchillo.