Este miércoles es una jornada histórica: el Senado nacional aprobó y convirtió en ley la interrupción voluntaria del embarazo.
La sanción tuvo más votos a favor de los esperados durante los últimos días: 38 senadores, entre peronistas, radicales y del PRO. Del otro lado, tuvo 29 en contra, también con un corte igual de transversal, además de una abstención. De todos modos, fue el Frente de Todos el que más votos aportó, aunque uno de sus máximos adversarios fue el jefe del bloque, José Mayans.
El suspenso sobre el resultado se mantuvo en el Senado hasta el último minuto y la opción por el “sí” al aborto se definió finalmente con el anuncio del oficialismo de que se vetaría parcialmente un artículo cuya interpretación sobre la alternativa del aborto después de la semana 14 de gestación era muy amplio.
Luego de la sanción de la norma sobre el aborto, el Senado aprobó por unanimidad el proyecto de Ley Nacional de Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia, conocido también como el Plan de los 1.000 días.
La nueva ley de aborto, llevada al Congreso por el Gobierno de Alberto Fernández en línea con una de sus promesas de campaña, deja atrás una legislación de 99 años que castigaba con cuatro años de cárcel a las mujeres que abortaban y sólo permitía la interrupción de los embarazos en casos de violación o de peligro de vida para la persona gestante.
Ahora, con la flamante normativa lograda tras al menos seis envíos fallidos de proyectos de ley similares en los últimos 15 años, las mujeres podrán interrumpir un embarazo sin temor de ir a prisión hasta la semana 14 y el sistema de salud público deberá garantizar la cobertura de la intervención de manera gratuita.