Julián Maradeo, autor del libro “Fake news, cómo se fabrican en Argentina y en el mundo”, dijo que uno de las causas por las que existen las noticias falsas es la “falta de regulación de la desinformación” en Argentina. Aseguró que las empresas tecnológicas hacen un fuerte lobby para que no se avance en la discusión de la responsabilidad en la difusión de información.
Maradeo habló en Radio Textual (LU 33) sobre el contenido del libro y explicó de qué manera se producen las fake news o noticias falsas.
“El libro lo pensé postulando las noticias falsas no como el eje en sí mismo sino como un problema que tiene distintas entradas. Una de esas entradas es la falta de regulación de la desinformación en Argentina. Pese a que hubo un proyecto de ley que tuvo el consenso del oficialismo y la oposición, el lobby de las tecnológicas hizo que perdiera estado parlamentario y no se pudiera discutir la responsabilidad de las empresas tecnológicas en Argentina”, dijo.
“Otra puerta de entrada a las fake news es la responsabilidad que tienen los grandes usuarios en internet, que son los que legitiman la difusión de noticias falsas. Estamos hablando de los influencers. Hay un caso en Estados Unidos con dos hermanas que a través de sus cuentas de Instagram difundieron el consumo de un té que supuestamente tenía propiedades para adelgazar. Automáticamente se levantó la comunidad científica norteamericana para pedir que se regule el rol de los influencers y la responsabilidad a la hora de difundir mensajes”, contó Maradeo.
“El tercer aspecto a tener en cuenta cuando nos introducimos a las fake news es la precarización laboral en los medios de comunicación. Hay una tendencia hacia los títulos click, es decir que intentan interpelar desde lo emotivo pero no tiene correlato con el contenido del artículo, y hay una falta de rigor para chequear informaciones que empiezan en los medios y después se difunden a un nivel de velocidad nunca visto a través de las redes sociales. Eso lleva a la difusión de noticias falsas”, sostuvo.
Maradeo consideró que esta problemática es necesario abordarla en las escuelas y que forme parte de la agenda pública.
“En lo inmediato lo que recomiendo es usar el sentido de la duda, de la sospecha cuando consumimos información por redes sociales. Hay que buscar primero si el artículo que estamos leyendo alude a fuentes oficiales e identificables. Ese es un punto de partida y una técnica para reducir el riesgo de quedar frente a una noticia falsa y consumirla como verdadera”, cerró.