El Fondo Monetario Internacional publicó su Evaluación Ex Post (EPE por sus siglas en inglés) del mega crédito que en 2018 le dio a la Argentina con algunas críticas fuertes al programa económico de Macri y otras más sutiles. En su conjunto, consideraron que no fue «suficientemente robusto» el conjunto de políticas adoptadas para los objetivos propuestos.
Enterados del contenido del reporte, en el actual gobierno de Alberto Fernández, destacaron que las críticas van «más allá» de lo que se podía esperar del organismo, pero igualmente «se quedaron cortas», según dijeron a La Política Online fuentes oficiales.
Como sea, entre las principales críticas -o autocrítica- el FMI reconoce que el programa diseñado falló en regenerar la confianza de los mercados y por eso, el gobierno de Macri debió reestructurar la deuda en pesos para reducir las grandes necesidades de financiamiento de corto plazo.
El informe gestionado bajo la actual presidencia de la búlgara Georgieva Kristalina, viene a poner en blanco sobre negro los cuestionamientos internos a la política diseñada para la Argentina por su antecesora, la francesa Christine Lagarde, que fue determinante para la permanencia de Nicolás Dujove al frente del Ministerio de Economía, aún cuando ya estaba claro que el programa había fracasado.
Tan evidente fue el fracaso que luego de la salida de Lagarde, también fueron desplazados los dos máximos responsables del caso argentino, el mexicano-argentino Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental y el italiano Roberto Cardarelli, jefe de la misión argentina.
A la vez, admite que el programa no alcanzó a frenar la fuga de capitales y que, por tal motivo fue necesario volver a instaurar un control de capitales o cepo, lo que sugiere que el organismo reconoce que parte del crédito de 44.000 millones de dólares se destinó a financiar la salida masiva de inversiones especulativas.
En un tono más sutil, la evaluación da cuenta de que la política monetaria por sí sola fue insuficiente para bajar la inflación y que otras políticas como la coordinación de precios e ingresos para bajar las expectativas inflacionarias podrían haber sido un complemento adecuado, pero éstas no fueron consideradas adecuadas por el equipo económico del gobierno anterior.
En suma, el reporte concluye que «el programa no satisfizo los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad externa y fiscal al tiempo de cobijar el crecimiento económico. El programa se descarriló en agosto de 2019 con solo cuatro de las doce revisiones planeadas completadas por el Directorio Ejecutivo», sintetiza el trabajo del FMI.