El escritor Juan Carlos «Pinky» Pumilla salió a cuestionar la derogación de la Ley 830, que otorgaba una pensión graciable a los trabajadores de la cultura pampeana y que había sido impulsada por el poeta Edgar Morisoli en la década del ’80. Precisamente, la advertencia la hizo en momentos en que el Estado pampeano oficializó la compra de la vivienda de los poetas Edgar Morisoli y Margarita Monges para crear la llamada Casa de los Poetas. «Aspiro a que esta situación se revierta, lo que permitirá que celebremos la puesta en marcha de una honra a dos de nuestros más inmensos poetas», dijo.
La ley fue suspendida en 2018. «Los alcances de la ley siguen suspendidos porque en el tratamiento de los siguientes presupuestos no se la consideró ni nadie, en la esfera legislativa o del ejecutivo, abogó por su restablecimiento. Durante ese lapso decenas, acaso centenas, de artífices culturales no han podido percibir este socorro. Conozco a varios», escribió Pumilla, en un posteo que subió a su cuenta de Facebook.
Este es el posteo completo:
No he manifestado mi beneplácito por la adquisición gubernamental de la casa de Margarita y Edgar. Advierto una contradicción que me impide asociarme jubiloso a un a iniciativa que, en otro contexto, encomiaría. Sucede que hace cuatro años el gobierno del mismo signo que el actual resolvió suspender, de manera arbitraria e inconsulta, los beneficios de la ley 830 que establece una pensión a los trabajadores de la cultura que, pese a sus contribuciones prácticas y simbólicas, no estuvieren en condiciones de percibir una jubilación.
Al respecto sabemos dos cosas: que esa norma legal la impulsó la Asociación Pampeana de Escritores y que su artífice fue Edgar. Los alcances de la ley siguen suspendidos porque en el tratamiento de los siguientes presupuestos no se la consideró ni nadie, en la esfera legislativa o del ejecutivo, abogó por su restablecimiento. Durante ese lapso decenas, acaso centenas, de artífices culturales no han podido percibir este socorro. Conozco a varios, de ellos me detengo en Alberto Acosta, el Fueguito, que musicalizara algunos d e los poemas más bellos de Edgar y Margarita.
Desconozco gestiones o pronunciamientos oficiales a en torno a esta cuestión, de lo que deduzco que el futuro jubilatorio d e los trabajadores de la cultura seguirá siendo incierto.
Aspiro a que esta situación se revierta, lo que permitirá que celebremos la puesta en marcha de una honra a dos de nuestros más inmensos poetas».