El próximo sábado 1 de octubre, se actualizarán el Impuesto a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono por primera vez en casi dos años. Las petroleras trasladarán ese ajuste al surtidor lo que representaría una suba cercana al 4 por ciento. Sin embargo, es probable que el incremento en el precio de las naftas y el gasoil termine siendo mayor, pues las empresas quieren aprovechar para aplicar un incremento adicional que acompañe la variación que registró el tipo de cambio y la inflación, publicó Página/12.
El gobierno postergó siete veces seguidas la actualización impositiva, cuatro durante 2021 y tres en 2022. La última vez fue a fines de agosto cuando en los considerandos del decreto 561/22 remarcó que “tratándose de impuestos al consumo y dado que la demanda de los combustibles líquidos es altamente inelástica, las variaciones en los impuestos se trasladan en forma prácticamente directa a los precios finales de los combustibles”.
Luego sostuvo que no habría cambios “con el fin de asegurar una necesaria estabilización y una adecuada evolución de los precios”. Sin embargo, a diferencia de las otras veces estableció un cronograma destinado a normalizar la situación. Allí se dejó en claro que el incremento correspondiente al primer y segundo trimestre de 2021 se aplicará a partir de este sábado 1° de octubre. A su vez, el decreto estableció que las actualizaciones de los impuestos a los combustibles del segundo semestre de 2021 y de los tres trimestres de 2022 se implementarán recién el 1° de enero de 2023.
En el gobierno dejaron trascender que esta vez sí tienen la voluntad de cumplir con el cronograma establecido. Por lo tanto, en la industria dan por hecho que subirán los impuestos. En alguna ocasión, parte del incremento fue absorbido por las empresas, pero en esta oportunidad las refinadoras dejaron en claro que no están en condiciones de hacerlo y que si el gobierno habilita la suba el traslado al consumidor será automático.