Las candidaturas para las próximas elecciones nacionales tanto a nivel nacional como provincial para el peronismo coincidieron no solo en la búsqueda de la unidad, sino también en el postulante que más chances tuviera para presentarse ante el votante.
La postulación del ministro de Economía Sergio Massa como precandidato a presidente fue impulsar una figura moderada, que estuviera por encima de la feroz interna entre CFK y el presidente Alberto Fernández (y evitara una interna entre dos candidatos no tan competitivos) y un dirigente de perfil “confiable” para los mercados y para el votante medio. De la interna entre Wado de Pedro y Daniel Scioli a la “unidad” de Massa hay toda una distancia. El peronismo pampeano celebró ese cambio, salvo el kirchnerismo.
Y en La Pampa ocurrió algo similar. El gobernador Sergio Ziliotto estuvo entre los mandatarios provinciales que reclamaron, cuando Unión por la Patria iba directo a la interna y parecía que un presidenciable K era la opción para octubre, que CFK y el presidente dejaran de lado su pelea y pensaran en el peronismo y la mejor opción para estas elecciones.
La unidad reclamada a nivel nacional por Ziliotto la trasladó a la provincia. El representante de Massa en La Pampa, del peronismo provincial, tenía que ser una figura casi con las mismas características. Que representara al peronismo medio, que fuera bien visto por la sociedad, que ya hubiera tenido cargos y funciones de responsabilidad (y que hubiera sido una buena actuación) y sobre todo que sobrevolara la también tensión interna entre el gobernador y el conductor de la Plural, Carlos Verna.
Era la única manera de tener un candidato competitivo con más volumen que los postulantes que se habían lanzado hasta ese momento y que no habían cosechado amplias adhesiones. Todos apuntaron a Ariel Rauschenberger, que podría ubicarse como integrante de Compromiso Peronista, pero que ha sabido surfear por encima de cualquier interna. Una especie de “salvador” del peronismo pampeano. El “buen peronista” lo llamó uno de los funcionarios provinciales cuando avisó que iba a ponerse al frente de la boleta de UP pampeana.
Rauschenberger reúne todas las condiciones para ocupar ese lugar: perfil moderado, funcionario destacado de varias gestiones y al que se le puede confiar cualquier cargo, figura con diálogo con todos los sectores al que no se lo vio embanderado en ninguna interna y sobre todo, bien visto por la sociedad. Profesional y hombre del interior provincial. Un perfil que acompaña bien a Massa por la amplitud que representa.
En el peronismo además ocupó cargos de responsabilidad, manejó la economía provincial, fue “jefe de gabinete”, mencionado como posible postulante a la gobernación y en 2017, en plena ola amarilla, el elegido por Carlos Verna para diputado nacional, sorteando una durísima elección. Cuando estuvo en el Congreso no pasó desapercibido (si bien ser legislador de una provincia chica no juega a favor de destacarse mucho) y cuando fue el momento de su reelección, cedió el primer lugar de la boleta en 2021 para que hubiera un acuerdo interno en el PJ, lo que le costó quedarse afuera. Asumió como ministro de Gobierno, Justicia y DDHH y es uno de los que más recorre la provincia.
Por supuesto que no asegura una victoria en La Pampa, que estará más atada a la competencia presidencial, pero es el dirigente-candidato que se necesitaba en este momento para el peronismo. Tamaña responsabilidad.