El gobernador Sergio Ziliotto se jugó mucho en la elección presidencial. De hecho, también su capital político y electoral, como él lo dijo el domingo a la noche, de cara a su segundo mandato al frente de la Provincia. Y el resultado lo terminó dando como ganador. No solo porque metió a Sergio Massa en la segunda vuelta con una buena diferencia para afrontar la votación del 19 de noviembre frente al libertario Javier Milei.
El mandatario pampeano fue uno de los contados gobernadores e intendentes del Conurbano que cuando se cerraron las listas de precandidatos presidenciales el 24 de junio pasado se plantó para que no fuera encabezada por el kirchnerista Wado de Pedro y para que el designado fuera Massa.
A pesar de la debacle económica y política, para ese puñado de dirigentes en el que estaba Ziliotto, Massa era el postulante que le podía dar una oportunidad al peronismo corriéndose del kirchnerismo. Se comunicó con el presidente Alberto Fernández para cambiar la fórmula y después firmó un comunicado con algunos de sus pares en favor de Massa.
La designación de Ariel Rauschenberger como el candidato a diputado nacional de la unidad acompañado en la boleta de intendentes peronistas fue otro paso en ese sentido.
Hubo dirigentes de otros espacios que no estuvieron muy de acuerdo con ambas decisiones, ni con Massa en lo nacional, ni con Rauschenberger en lo provincial.
Cuatro meses después, el cálculo no le falló, a pesar del traspié de las PASO, a Ziliotto.