Pablo Semán, sociólogo y antropólogo especializado en culturas populares y religión, dijo que la situación económica está en el “fondo de la derrota electoral del gobierno” y anticipó que ve a la futura gestión de Milei–Macri como una “versión radicalizada” del período macrista 2015-2019.
Semán, a la vez investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), atribuyó la derrota de Sergio Massa (Unión por la Patria) en el balotaje del domingo ante Javier Milei (LLA) a la inflación, el deterioro del empleo y por todas las cuestiones que “generan insatisfacción en la sociedad”.
“Ocurre que la política aparece como responsable de la economía y de las prestaciones del Estado”, resaltó, en declaraciones a Diario Textual y agregó que hay una “vara que castiga más al peronismo que al macrismo”, por ejemplo.
“Eso motivó que no fuera tan problemático para Milei incorporar a Mauricio Macri a su campaña”, ejemplificó el profesional, que tiene un doctorado en Antropología Social y es docente de la Universidad Nacional de San Martín.
Puntualizó que el peronismo viene conduciendo el país hace 20 años, salvo el período de cuatro años de Macri, con un estilo político cada vez más “enajenado de la sociedad y más contestatario de esa misma sociedad”.
“Entonces, sí, en la derrota está la situación económica y la sociedad reacciona con la crítica hacia la economía, la política y el Estado. Obviamente -sostuvo-, lleva las mayores posibilidades de perder el bando que puso la cara la mayor parte del tiempo y la puso mal porque en general recriminó a la gente”.
– ¿La gestión nacional que asume el 10 de diciembre es una vuelta a los ’90?
– No, porque la historia no se repite. De todos modos, tiene parecidos y una apuesta similar con menos cosas para repartir. Con una forma de recuperar esa ‘cosa histórica’ y volcarla a una agenda muy radical, extremista. Y no veo una oposición preparada para hacer un contrapunto de esas intenciones.
– ¿Por qué la sociedad no respaldó consensos históricos, como el de Memoria Verdad y Justicia y la causa Malvinas, votando a un candidato que reivindica a Margaret Thatcher?
– Me parece que son diferentes, DDHH y Malvinas, más allá que son cuestiones que están alejadas en el tiempo y en eso se parecen. No sé bien qué decirte de Malvinas, pero sí sé decirte que sobre el consenso de Derechos Humanos el Gobierno y el progresismo se confiaron en que oficializar su punto de vista era ser hegemónico y son dos cosas diferentes. En la sociedad civil siempre existieron otras visiones de ese período y, en el medio de todas las críticas que se le hacen hoy al progresismo y al peronismo, se reactivan y potencian esas visiones que nunca habían sido superadas y simplemente estaban acalladas por efecto de la oficialización del progresismo sobre eso. Entonces, el consenso histórico sobre los DDHH era más frágil de lo que se pensaba y en el medio de la crisis se activaron un montón de fuerzas erosivas de ese consenso.
– ¿El apoyo a Milei tiene fortaleza entre los más jóvenes y hasta denota una sociedad más individualista que se fue construyendo?
– Milei fue mayoritario o prevalente en todo tipo de edades y grupos sociales, con lo cual no es que existe un único sujeto involucrado en el ‘mileismo’. Lo votaron trabajadores industriales, el 45 por ciento de los estatales, es muchísima gente de los más diversos rubros. Incluso hasta personas que uno diría se iban o van a perjudicar con el gobierno de Milei.
– ¿Cómo imaginás al futuro gobierno nacional?
-Veo al gobierno de Milei-Macri como una versión radicalizada del proyecto de Macri de 2015, aunque con cuadros más formados, con más experiencia y decisión. Creo que tienen algunos elementos a favor para concretar ese proyecto, relacionados en parte con algunos ingresos internacionales, y con el cansancio social del peronismo que les va a servir de combustible para atravesar la turbulencia. Ahora no sé bien si eso les permitirá formar un gobierno estable y ‘revolucionario’ en el sentido en que ellos pretenden hacerlo porque no tengo claro si habrá o no resistencias. Pero además tampoco tengo claro si las condiciones económicas les permitirán ser ‘tan revolucionarios’ como ellos quieren.