La intendenta de Anguil, Daniela Fernández, cruzó al radicalismo en sus declaraciones sobre cómo encontró los municipios que cambiaron de color político. Dijo que sufrió en carne propia la “herencia” de la anterior gestión radical y tuvo que asumir con una gran deuda.
Este domingo, el Comité Provincia de la UCR, a cargo de Federico Guidugli, salió con los tapones de punta contra el gobernador Sergio Ziliotto, quien les había sugerido a los jefes y las jefas comunales que reclamen explicaciones a sus diputados y legisladores, considerados como “opositores dialoguistas” del Gobierno de Milei: los diputados Martín Maquieyra (PRO), Martín Ardohain (PRO) y Marcela Coli (UCR) y los senadores María Victoria Huala (PRO) y Daniel Kroneberger (UCR). En ese marco, fue que desde el comité se mencionó a las intendencias. “Sería importante que expliquen los motivos por lo cuáles los municipios que fueron entregados a JxC están en pésimas condiciones, con deudas millonarias, el parque automotor destruido, entre otras situaciones irregulares”, dijo la UCR. La mención pareció responder a situaciones denunciadas públicamente en las intendencias que pasaron del PJ a manos de JxC, como La Adela, Intendente Alvear y 25 de Mayo.
Pero también está el caso de Anguil, que de la UCR pasó al PJ. “Evidentemente, cuando hablan de gestiones en manos de hombres y mujeres de Juntos por el Cambio, gestiones ordenadas y cuidadas, no hablan de lo que dejaron en Anguil después de doce años de gestión de JxC”, dijo la flamante intendenta Fernández. “Nosotros recibimos un municipio con graves problemas. Pueden venir y consultar a los y las anguilenses a ver si lo que dejaron en Anguil fue ordenado. Todos vieron el desastre que hicieron después del 14 de mayo con el despilfarro de los fondos públicos”.
“Lo demostrativo de los desprolijos que fueron con los fondos públicos fue cuando nos juntamos tres días antes para hacer la transición y no nos pudieron entregar porque les faltaba dinero del que ellos mismos ponían en el acta que debían entregarnos. Tuvieron que hacer la transición a último momento, frente a su equipo de gestión, incluida su abogada, tuvieron que postergar la transición porque les faltaba dinero. Esa es la muestra clara de la desprolijidad con la que recibimos el municipio. La estación de servicio estaba vacía, sin un alfajor, sin un litro de combustible. Costó 15 millones ponerla en funcionamiento, tenía el sistema informático roto, bloqueado, al igual que todos los sistemas del municipio, no estábamos en condiciones de hacer una licencia de conducir, no estábamos en condiciones de usar un correo electrónico oficial, porque todo lo dejaron bloqueado o roto”, detalló.
“Entramos al municipio y no contábamos -dijo- ni con las palas necesarias para salir a hacer el mantenimiento de los parques, tuvimos que salir a comprar palas y rastrillos. El parque automotor destruido, pero destruido, parado. Los propios trabajadores nos dicen que las expresiones de los últimos días eran ‘déjenlo ahí adentro del galpón y que se enteren que está roto cuando lo quieran poner en marcha’. La única camioneta en condiciones que tenía el municipio le echaron agua en los últimos días y aún no la podemos arreglar. No hay ningún camión verificado como para salir a la ruta. Tenemos una sola traffic de 13 asientos, la otra también inhabilitada para salir, con lo que significa un vehículo por todo lo deportivo, cuestiones de salud. Ni el arbolito de navidad para la plaza dejaron en condiciones”.
“La gestión anterior de JxC perdió las elecciones el 14 de mayo y el intendente (Héctor Delahaye) aumentó un 80% la planta de trabajadores y de trabajadoras. Dejó dos ex funcionarios con categoría 2 y uno con categoría 5, comprometiendo al municipio a pagar tres de los sueldos más altos de la administración pública. En los últimos meses los funcionarios dejaron de ser funcionarios y hay algunos en noviembre que cobraron horas extras de días de semana, horas extras de sábado, horas extras de domingo y viáticos, además de su categoría 2”, sostuvo.
“En cuanto a las obras –continuó-, en Anguil llegaron, por ejemplo, viviendas a través del IPAV, de la gestión provincial, que fueron entregadas a dedo, sin considerar que es un derecho de las casi 150 familias que esperan su vivienda, sino garantizando privilegios. No garantizando derechos, sino privilegios. Dejando a familias que tienen más de 10 años, algunas más de 15, esperando su vivienda. Acá llegaron a dos Propays, para la ampliación y automatización del sistema de agua potable. Cuando entramos al gobierno nos enteramos que estaba la cisterna y no estaba conectada. Hacía más de un año que tenía que estar conectada. La cisterna rota había venido con pérdidas de fábrica y no habían sido reclamadas, habían sido compradas hace más de un año y medio. Todo el sistema de automatización estaba frenado. Hay sectores que en épocas como el verano se quedan sin agua y estaba todo ahí parado, sin conectar, a pesar de que habían recibido dos Propays de provincia. Estamos trabajando, ya vinieron desde Santa Fe a arreglar la cisterna y estamos trabajando en el sistema de automatización con una empresa de Pico y esperamos poder ponerlo en marcha en pocos días”.
“Las obras que faltaron en Anguil fueron porque jamás se gestionaron. Basta con entrar a cualquier oficina y a cualquier ministerio para que te digan que nunca desde Anguil hicieron nada en los últimos 12 años. No se otorgaron créditos productivos, no se gestionó, lo que no llegó no se gestionó”, dijo.
“El municipio contaba con fondos, una vez que perdió las elecciones, fueron despilfarrados y todo el pueblo lo vio con cemento tirado por todos lados, renovando una avenida que no necesitaba esa renovación. Vemos facturas de 150 chapas compradas, que no hay ni 15 en el corralón y en tres meses desaparecieron 150 chapas, que no hay ninguna obra donde las podamos encontrar”, afirmó.
“Con tal de despilfarrar el dinero se inició una obra de asfalto a las apuradas con un contrato cargado de irregularidades, que no lo terminaron. Ni siquiera coincide en la cantidad de metros que debían haber dejado. A una de las calles del pueblo le levantaron el asfalto y ahora lo dejaron como estaba, no lo hicieron de nuevo”, destacó.
“Si hablamos de Anguil, justicia social es tener un Provida con más de 160 niños y adolescentes, que antes se había descuidado y no se hacía. Justicia social es tener el plantel completo de trabajadores y trabajadoras del pueblo, con todos los profes de educación física del pueblo. Si hablamos de justicia social es tener el único natatorio público que hay en el pueblo, que es el del Club Anguilense, abierto de forma gratuita todos los días y cuidado y hermoso. Si hablamos de justicia social, es reforzar los fondos en las tarjetas alimentarias, como está haciendo el gobierno provincial. Si hablamos de justicia social es tener un Cumelén cuidando la recreación y la salud de los adultos mayores, contrapuesto con la posibilidad de reducción de las jubilaciones que plantea el gobierno nacional”, indicó la intendenta.