En la llamada madre de todas las batallas, este domingo la coalición oficialista del Frente de Todos irá por la hazaña en La Pampa: buscará dar vuelta el resultado de las PASO, que lo dejó debajo de Juntos por el Cambio, para mantener las bancas en el Congreso nacional. Es el llamado Plan Remontada.
Es una elección clave. Las miradas de buena parte del país están puestas en la provincia: las bancas que obtenga el frente peronista en La Pampa serán vitales para que Cristina Fernández puedan mantener el quórum propio que tiene en el Senado nacional.
Se espera una elección polarizada entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. La coalición del radicalismo – macrismo va por el batacazo: ven muy cerca la posibilidad de asestarle la primera derrota al peronismo luego de 36 años (en 1985, el radicalismo venció al PJ en La Pampa).
Todos, bajo la conducción del gobernador Sergio Ziliotto, es la coalición integrada por el PJ, el Partido Comunista, Frente Renovador, Humanismo, Encuentro por la Democracia y las Equidad (Nuevo Encuentro) y del Trabajo y la Equidad (Parte).
En La Pampa se ponen en juego tres senadores nacionales -hoy, dos en manos del peronismo y uno en la oposición- y tres diputados nacionales -dos del oficialismo y uno de la oposición-. Quien gane, se lleva dos de cada categoría.
Los candidatos al Senado son el ministro de Gobierno, Daniel “Pali” Bensusán, y la referente de La Cámpora y secretaria administrativa del Senado, María Luz “Luchy” Alonso.
En tanto, para Diputados se postulan Varinia “Lichi” Marín, secretaria legislativa de la Legislatura pampeana e hija de quien fuera cuatro veces gobernador de La Pampa Rubén Marín, y Ariel Rauschenberger, diputado nacional.
El oficialismo provincial aspira a repetir la historia de 2017, cuando perdió en las PASO por una cifra similar, de 20 mil votos, y luego se impuso por un escaso margen de 76 votos en las elecciones generales.
El escenario, sin embargo, se modificó. Hace cuatro años, el peronismo estaba totalmente alineado y conducido por el entonces gobernador Carlos Verna, que hizo una campaña contrastando fuertemente contra el Gobierno de Mauricio Macri.
Ahora, en cambio, en el sillón de la Casa Rosada está sentado Alberto Fernández, un peronista y aliado del gobernador Sergio Ziliotto.
Además, en el frente peronista se desató una sangrienta interna que traccionó para JxC: Verna no apareció y no respaldó a los candidatos de Todos e incluso sus incondicionales hicieron la plancha en buena parte del tramo de la campaña. Hasta la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, se pidió licencia en medio de la campaña, lo que alimentó las sospechas de que hubo presiones del ultravernismo.
Finalmente, hace unos diez días se firmó una tregua. En el búnker de Verna sopesaron que los movimientos contra Ziliotto les podía regresar como un búmeran.
En ese marco, la campaña quedó fundamentalmente sobre las espaldas del gobernador y los intendentes. En líneas generales -con la excepción de General Pico y algunos pueblos-, el frente se mostró unido. Aun golpeado por la interna vernista y los resultados de las PASO, gracias a la vacunación y la baja considerable de casos de coronavirus, pudo finalmente hacer una campaña electoral cara a cara.
¿Cuál fue la estrategia del FdT? Seducir a unos 25 mil electores que no participaron en las PASO, convencer a los indecisos y recuperar la confianza de los desencantados. Hubo punteo de los padrones y registros de los que no fueron. Se armaron reuniones en los barrios y se escucharon las quejas.
La intención del campamento de Todos, dicen a Diario Textual, es revertir los resultados de las PASO en Santa Rosa -2 mil votos abajo-, achicar los números en General Pico -7 mil menos que JxC- e ir al “poroteo” en los pueblos.
La Cámpora, por lo pronto, también se juega mucho. Por eso en este sector se han puesto la misión de ganar en Santa Rosa, Telén y hasta Victorica, considerados territorios de la agrupación kirchnerista. Una eventual derrota del frente, además, no solo dejará sin una banca al PJ y pondrá en riesgo el quórum propio en el Senado: con ese resultado, quedará afuera del Congreso nacional “Luchy” Alonso, una de las referentes de los kirchneristas pampeanos y mano derecha de nada más ni nada menos que Cristina Fernández.
Ziliotto, quien en las PASO dijo que se plebiscitaba su gestión, fue el actor central de la campaña. Trató de surfear la interna y “provincializar” la campaña: minimizó las diferencias con los ultravernistas y apostó al anuncio de obras y a las ayudas a trabajadores, jubilados y empresarios. Contrastó con la estrategia de JxC de nacionalizar la campaña y apelar al voto bronca.
Ziliotto ya piensa en el lunes 15. Una eventual derrota lo podría debilitar políticamente y quedaría ante la posibilidad de tener que hacer concesiones al ultravernismo. En cambio, la victoria reafirmaría su conducción y la línea de trasvasamiento generacional del PJ que se inició hace casi dos años.